Especiales ambientales

COP26: Retos y soluciones de la Cumbre del Clima de Glasgow

02. Eliminar el carbón

“Adiós al carbón”, ha sido el mensaje del presidente de la COP26, Alok Sharma, durante una de las jornadas de la Cumbre del Clima celebrada en Glasgow. El británico ha asegurado que 190 organizaciones y países han acordado despedirse gradualmente del carbón.

“Es antieconómico, el G-20 pondrá fin a su financiación del carbón internacional este año. Los países están dando la espalda al carbón, apostando por el uso de las energías renovables más baratas y limpias”, ha dicho Alok Sharma durante su intervención.

Pero no todo es motivo de alegría. Los críticos no ven que haya unanimidad en las promesas de los líderes mundiales. Algunos países dicen que dejaran el carbón por completo, otros no construirán nuevas centrales de carbón o no las financiaran en el extranjero, pero podrían seguir haciéndolo en su país de origen. O aun peor, algunos de los grandes consumidores de carbón a nivel mundial ni siquiera han firmado el pacto, como China, India, Japón y Estados Unidos.

La Asociación Mundial del Carbón afirma que más de 790 millones de personas dependen de este mineral para sobrevivir y no tienen acceso a alternativas más limpias y asequibles.

Mina de carbón

Se prevé que van a destinar miles de millones de euros para la transición energética. Sin embargo, existe un amplio desacuerdo sobre cómo debe gastarse ese dinero. Francia lidera un grupo que presiona para clasificar la energía nuclear como inversión ecológica que pueda acogerse a los fondos verdes, argumentando que se trata de una energía limpia y estable.

Pero Francia, nuestro país vecino, también es líder en la industria de procesamiento de residuos nucleares. Alemania y Estados Unidos no están convencidos de la seguridad del almacenamiento de los desechos nucleares, y por ello limitan el uso de esa energía.

Más de una cuarta parte de la energía de la Unión Europea es nuclear, pero hasta ahora no ha sido clasificada como “verde”. Si así lo hicieran, tendría un grave impacto en la distribución de la inversión millonaria destinada a los llamados “fondos verdes” y por ende, podría afectar gravemente a la salud de nuestro planeta.

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